martes, 13 de abril de 2010

MARTES 13 : SUPERSTICIONES


¿De dónde vienen estas creencias? ¿Cómo se originaron y qué historias hay detrás de cada una de ellas?

"Las supersticiones tienen que ver con las creencias populares, las leyendas, y con todo tipo de cuestiones que aparecen cuando se buscan certezas en el mundo de lo mágico e irracional. Existen desde que el hombre es hombre", explica Mónica Lacarrieu, antropóloga urbana y de la cultura para el Conicet y la UBA.

Según el diccionario de la Real Academia Española, la palabra superstición viene del latín superstitio, y alude a una "creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón". También se define como una "fe desmedida o valoración excesiva respecto de algo".

Desde la Antigüedad, los egipcios, así como los romanos y los griegos, mezclaban las supersticiones con la magia y la adivinación. Tanto es así que muchas de las creencias que aún están arraigadas en nuestra época provienen de aquellas culturas.

Una de las más conocidas es la supuesta mala suerte ?o la pelea? que sobrevendrá si se derrama sal. El consejo para neutralizarla es tomar una pizca y arrojarla por encima del hombro izquierdo, "directamente a la cara del diablo". Así, el demonio queda temporalmente cegado y el espíritu puede volver a aquellos territorios donde prevalece la buena suerte.

La sal poseía también un poder simbólico: procedía de la madre tierra y del mar, y derramarla era un sacrilegio. En la Antigüedad se usaba como moneda de cambio y servía para conservar y condimentar los alimentos. Quizás estas supersticiones buscaban también "atemorizar" a aquellos que manipulaban el preciado y blanco mineral.

"Cada vez que derramo sal, yo tiro una pizca para los dos lados. Es algo que en casa se sabe y se practica. Por las dudas", dice Claudia Alvarez, un ama de casa de 35 años, tres hijos.

Otro hecho muy temido, y que suscita una creencia muy extendida, es la rotura de un espejo, que supone siete años de desgracias (¡siete!). Entre las explicaciones más antiguas, está la que dice que en la antigua Grecia se practicaba la craptomancia, el arte de la adivinación por medio de un espejo, y que si éste se rompía significaba la muerte. Pero también tiene una justificación vinculada con el aspecto económico. Como los primeros espejos fabricados en Venecia, Italia, tenían un baño de plata, eran una mercancía muy cara. Para cuidarlos, las damas adineradas les decían a sus criadas que si rompía un espejo les caerían encima siete años de mala suerte. Terror de por medio, el mito, como muchos otros, pasó de generación en generación.

"Hay estructuras psicológicas más rígidas » que tienen que ver con la neurosis. Una cosa es contarlo como un chiste, y otra pensar rompí un espejo, me va a ir mal, me va a ir mal, hasta que termina yéndome mal. Esto tiene que mucho que ver con la inseguridad: hay personas que lo viven con angustia. Cuando este tipo de cosas empiezan a molestar, la consulta es la mejor prevención", explica Gabriela Renault, decana de la Facultad de Psicología de la Universidad del Salvador.

Otra de las supersticiones más populares es la que indica que pasar por debajo de una escalera es sinónimo de mala suerte. El origen está relacionado con la figura triangular que se forma cuando se la apoya contra la pared, que se ha identificado con la Santísima Trinidad. Irrumpir en medio de ese trío sagrado sería de mal augurio.

Otra creencia popular, de la Europa del siglo XVII, la asociaba a la mala suerte porque los criminales condenados a la horca eran obligados a pasar por debajo de una escalera antes de ser ajusticiados por sus verdugos.

"Yo no creo en esas estupideces, pero respeto las creencias ajenas. En la despedida de soltero de mi mejor amigo, que es muy supersticioso, lo dejamos desnudo y atado debajo de una escalera. ¡Se quería morir!", comenta Sebastián Zurita, de 30 años, analista de sistemas. Y aclara que menos por estar desnudo que por el lugar donde lo dejaron.

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